Lo principal del crecer es comprender que los nuevos desafíos a los que la vida nos someterá están puestos para poder ser afrontados y superados. El film Piper de Disney Pixar (2016), ganador a Mejor Cortometraje de Animación en la 89ª Entrega de los Premios Oscar, nos brinda una mirada detallada de crecimiento, superación y adaptación, frente a los problemas o nuevas situaciones a las que la vida nos enfrenta cuando dejamos la comodidad del nido materno y nos lanzamos por nuestros propios medios hacia la adultez.
No es de extrañar el éxito que comenzó a generar este cortometraje y menos nos llama la atención el hecho de que siga en aumento. Esto podemos centralizarlo en la forma que fue construida y desarrollada su narración, donde los obstáculos y el método de superación pueden empatizar con cualquier espectador. Si bien el film se desplaza por el ámbito del reino animal, los problemas del crecimiento, el dejar la comodidad brindada por los padres, el conocer a compañeros que nos ayudan a crecer, el demostrarnos que luchando se puede adquirir lo que buscamos, o que modificando nuestros comportamientos podremos superar obstáculos inmensos, podría extrapolarse a cualquier punto de la conformación del carácter humano.
El film dirigido por Alan Barillaro, responsable y colaborador de Pixar en varias películas anteriores como son Finding Nemo, Monsters Inc, The Incredibles, Wall-E o Borrowed Time, nos presenta un escenario costero en colores pasteles, donde solo los personajes principales parecen resaltar en un cuadro de Caspar David Friedrich. Los planos complementan el foco sobre Piper, ya que en su mayoría constan de una seguidilla de primeros planos, planos detalles y un conjunto de planos generales que nos brinda el detalle del lugar donde transcurre la historia.
La animación consta de un detalle más que sorprendente, el film solo cuenta con algunos sonidos ambiente, una leve musicalización y no reviste diálogos. Pero el detalle generado en las expresiones de Piper y en el comportamiento de su madre o del pequeño caracol de mar, sobran para realizar una comunicación de sentimientos y estados de ánimos más que precisos.
A nivel tecnológico y gráfico, Pixar siempre se encontró en el podio más alto junto con DreamWorks. Pero en este breve film podem
os afirmar, sin temor a equivocarnos, que el salto de calidad hacia un estrato inconmensurable viene de la mano del guión. Una historia simple y compleja al mismo tiempo, que nos sitúa frente a un espejo por el que todos debemos pasar si queremos lograr convertirnos en adultos.
Aprender con Piper
Los valores que se imparten en este film, pueden ser usados en entornos educativos de diferentes niveles. Un enfoque posible en el nivel primario podría estar determinado u orientado hacia la capacidad de superar nuestros miedos. En la escena posterior a que Piper sufriera el golpe de la ola, podemos ver como la madre lo incita a que vuelva a intentarlo. Con el nivel secundario o terciarios, podemos enfatizar las capacidades de autosuperación y de la adquisición de nuevas herramientas para mejorara nuestras posibilidades de afrontar los desafíos que nos ofrece la vida. Haremos foco en la escena donde Piper se sumerge en el agua para descubrir que, adquiriendo una nueva herramienta, puede ser capaz de conseguir los lugares exactos donde está su alimento.
En un nivel universitario, podemos enfatizar la relación de Piper con el caracol de mar para demostrar que el
trabajo en equipo nos ofrece nuevas posibilidades de superación. La escena donde nuestro protagonista conoce al caracol, nos muestra los diferentes estadios por lo que se pasa al conformar un equipo de trabajo. El primer paso es el conocimiento: Piper descubre al caracol que se encuentra enterrado en la arena. En un segundo lugar, el caracol pica a nuestro personaje central para demostrar una diferencia de opinión. Pero en el tercer y último estadio de la construcción de grupo, podemos apreciar como cuando Piper y el caracol comienzan a trabajar en equipo, la tarea de la adquisición de alimento se facilita.
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