Para sostener los valores que necesitamos, la transformación de la educación tiene que venir acompañada de un intensivo programa de reformas que AIKA tratará de acompañar e impulsar.
Apostaremos por reforzar estas reformas que afectan a muchas dimensiones de la vida educativa, a saber:
Nuevos agentes educativos
Los agentes tradicionales de la educación –aprendices, maestros/as, familias, etc.– y las instituciones formales o informales en que estos se mueven, se ampliarán con otros nuevos, o con funciones educativas renovadas. A saber, las instituciones culturales, las entidades productivas, los medios de comunicación, las empresas tecnológicas y lo proveedores de información, las instituciones políticas y sociales, etc. Hasta abarcar, así, a toda la ciudadanía y alcanzar el sueño de la ciudad educativa universal.
Solo la cooperación y la concertación sistemática entre estos tradicionales y nuevos agentes pueden producir las reformas que se necesitan.
Nuevos contextos
Las escuelas, los institutos y las universidades y, en general, todas las instituciones han de mudar de estatuto y de procedimientos. Y deben conseguir una profunda transformación de sus espacios y de sus tiempos. Se trata de una reconversión casi total, con el objeto de poder responder a las exigencias del mundo contemporáneo.
Fundamentalmente, debe cambiarse el cierre institucional por la apertura; la inflexibilidad por la flexibilidad; y la rutina por la adaptación al ritmo de la vida contemporánea.
Solo la aceptación de una educación extensiva, a lo largo de toda la vida y en cualquier contexto y situación logrará expandir la transformación educativa que necesitamos.
Nuevos currículos
De estar centrados en objetivos fijos, los currículos educativos deben pasar a aceptar objetivos dinámicos y cambiantes. Y asimilar, así, criterios y lógicas que sean evolutivas y adaptativas.
Los currículos no deben nunca ser considerados como un flujo lineal pre-programado de propuestas y acciones. Deben construirse como un tejido de elementos hiper-conectados entre sí, con itinerarios múltiples, optativos y flexibles.
Deben ser, por tanto, currículos abiertos a la diversidad. Y destinados tanto como al cumplimiento de objetivos generales como universales.
Tienen que ser, en consecuencia, más respetuosos con las circunstancias y capacidades de los aprendices que con las exigencias externas (instituciones científicas, mercado laboral, vida social, etc.).
Tecnologías a escala humana
La educación del futuro tiene que desarrollarse en un ámbito rico en tecnologías y medios. O no será educación.
Debe, por tanto, disponer de recursos tecnológicos actualizados y suficientes, capaces de recrear el ecosistema de la vida contemporánea. En lo cívico y en lo laboral.
Pero ese sistema tecnológico educativo debe realizarse a escala humana, debe plegarse a los auténticos valores y objetivos de la educación –y nunca adueñarse de ella–. Esto nos obliga a apropiarnos de la tecnología y no a aceptarla de un modo dogmático y determinista.
Nuevos métodos
La enseñanza no puede confiarse a una sola metodología, a un método único, muchas veces inflexible y aplicable por doquier. La nueva educación tiene que basarse, por el contrario, en la hibridación de modelos y en la orquestación de metodologías diversas.
Por tanto, de lo que se trata no es de jurar fidelidad a ningún modelo o método, sino de saber y de poder crear situaciones y experiencias de aprendizaje enriquecedoras y funcionales, adaptadas a los casos personales y orientadas a resolver problemas prácticos. Destinadas, también a aumentar la eficacia del sistema.
Nuevas políticas, nuevo sistema de gobernanza
El cambio aquí debe ser radical. El tiempo de las burocracias y de los controles previos ha desaparecido. El momento de la tutela vertical debe erradicarse. Hoy en día, la gestión de la educación, su gobernanza, debe realizarse de modo democrático, y horizontal. Y adaptándose a cada contexto y circunstancia. Deba abrir paso a la participación horizontal y la co-responsabilidad.
Y esto debe asegurarse siempre. Incluyendo los procedimientos de supervisión, evaluación y rendimiento de cuentas.
Para ello se necesitará, sin duda, de un sistema de evaluación de proyectos y de logros que sea efectivo y transparente. Que sea capaz de reconocer los avances y los retrocesos. Y, sobre todo, que sea capaz de identificar la necesidad de los cambios. Pero, además, tiene que ser un modelo transparente, sometido él mismo a supervisión y revisión.
Esta transformación de políticas exigirá una asignación concertada, participativa y democrática de los recursos destinados a la educación. Y tendrá que afianzar –a corto, medio y largo plazo– modos de gobierno educativo que permitan la libertad y la responsabilidad compartida entre todos los actores del proceso educativo.
Las grandes reformas
Estas son las grandes reformas que debe respetar y cumplir la nueva educación. Reformas a las que AIKA prestará profunda atención, e impulsará sistemáticamente.
¿Cómo? De un modo práctico y dialogante. Informando, indagando, estudiando, debatiendo y criticando. E imaginando futuros. Pero, sobre todo, fomentando el entendimiento, la cooperación, el trabajo constructivo y la sostenibilidad de las acciones.
Para ello, AIKA tratará de ser siempre, y en todo momento, una plataforma abierta, activa y participativa al servicio de toda la comunidad educativa.
Nuestra misión es explorar, junto a todos, el futuro. La de nuestros amigos, lectores y usuarios, la de realizarlo.
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