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El diseño se cuela en las aulas

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Reforma realizada por el estudio Rosan Bosch en la escuela Vittra Telefonplan de Estocolmo. Foto: Kim Wendt, Estudio Rosan Bosch.
Numerosos proyectos de innovación están poniendo el foco en un aspecto que parece superficial pero es fundamental para el cambio educativo: el diseño de los espacios y la arquitectura en los centros

Las escuelas del siglo XXI piden a gritos que se derrumben muros y que se flexibilicen los espacios. ¿Cómo se puede trabajar por proyectos o grupos colaborativos en aulas tradicionales, cerradas y uniformes? La renovación educativa pasa, sin lugar a duda, por una reforma y renovación también en las aulas.

Pero, que el diseño de los espacios educativos es importante, no es una invención de los estudios de arquitectura en época de crisis, sino que responde a datos científicos. Y así lo recoge un estudio de la Universidad de Salford: el entorno físico donde se desarrolla el aprendizaje puede variar el rendimiento de los alumnos hasta un 25%.

En el estudio se investigó el desarrollo de varios grupos de alumnos teniendo en cuenta distintos parámetros de diseño de sus aulas y centros educativos. Eran, por ejemplo, la orientación del aula, la cantidad de luz natural, el ruido, la temperatura, la flexibilidad de los espacios, el color o la calidad del aire. Aspectos que pueden resultar menores o hasta insignificantes resultaron ser determinantes para concluir que los espacios educativos juegan un papel destacado en el aprendizaje de los alumnos. De ahí que se haya presentado como indispensable una reflexión y debate entorno a la arquitectura educativa a la hora de pensar en los retos y cambios educativos que nos plantea el presente de las aulas. Más que una moda, pues, parece ser una necesidad.

Renovarse o morir
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Foto: Shutterstock

Si, en los nuevos modelos y tendencias pedagógicas, el centro del proceso de aprendizaje ya no es el profesor sino el alumno, pierde el sentido una distribución espacial que oriente los pupitres hacia la pizarra y hacia el profesor. Si se tiende a trabajar cada vez más en grupos, es impensable que la mayoría de las mesas disponibles sigan siendo individuales. Si se hace una obra de teatro trimestral, que el auditorio esté cerrado durante semanas no parece una opción lógica.

La renovación educativa pasa, sin lugar a duda, por una reforma y renovación también en las aulas

Ante esta situación, las propuestas que ya han empezado a aparecer y que todo indica que veremos cada vez con más frecuencia apuntan en una dirección clara: versatilidad, transparencia y polivalencia. Espacios educativos en lugar de aulas. Pronto no existirán las aulas de música, o las de plástica, porque serán sustituidos por espacios que aceptarán actividades de distinto tipo. Las aulas de informática perderán el sentido porque los ordenadores se usan ya en todas las clases y en muchos momentos. Los pasillos no serán lugares de paso sino espacios donde trabajar en grupo, donde leer, compartir o descansar.

La renovación de los espacios educativos es una cuestión transversal. Afecta a los centros de educación infantil pero también a primaria y a secundaria. Y tampoco quedan fuera las universidades, en muchas ocasiones instaladas aún en modelos arquitectónicos tradicionales que poca flexibilidad e innovación permiten. El futuro pasa por aulas flexibles que permitan agrupaciones múltiples, distintos usos y metodologías variadas. Un ejemplo es el de este aula de la Facultad de Educación de la Universidad de Helsinki, que dispone del espacio y mobiliario adaptable a las necesidades de cada jornada.

MINERVA PLAZA TIME-LAPSE VIDEO from Faculty of Educational Sciences on Vimeo.

Las propuestas apuntan en una dirección clara: versatilidad, transparencia y polivalencia

Así nos sentamos, así nos comunicamos

La organización del aula no es una cuestión estética, ni tan solo meramente práctica o funcional. La forma en la que se distribuyan los pupitres condiciona completamente el tipo de relación que se establece entre maestros y alumnos, entre los mismos estudiantes y entre ellos y el aprendizaje. Dependerá, pues, de la metodología didáctica que se use pero también de la jerarquía relacional y social que se persiga la forma en que deberá estar distribuido el mobiliario en el aula, orientados los pupitres o ubicado el profesor.

Existen ciertas distribuciones que favorecen el contacto visual directo de profesores y alumnos. Es el caso del aula tradicional, donde los pupitres están ordenados en filas orientadas hacia la posición del profesor. Otras que fomentan la conversación y la comunicación grupal. Se trata de aulas o espacios donde los alumnos pueden conversar entre ellos de forma distendida mientras trabajan conjuntamente. Del mismo modo, para promover el aprendizaje individual pueden proponerse varias opciones a los alumnos, desde ocupar individualmente espacios variados del centro o del patio, hasta ubicarse solos en mesas del aula.

La forma en la que se distribuyan los pupitres condiciona completamente el tipo de relación que se establece entre maestros y alumnos, entre los mismos estudiantes y entre ellos y el aprendizaje

El espacio habla. Y es por ello que no existe un diseño único, acertado y que garantice un mejor aprendizaje de los alumnos. Cada contexto, cada objetivo pedagógico, cada metodología y cada política de centro o de curso determinará, pues, la forma en que se organicen las aulas. Resulta difícil, por ejemplo, imaginar un debate en grupo donde los alumnos no tengan contacto visual entre ellos, y esta situación se da más a menudo de lo que imaginamos en muchísimas aulas escolares. En ese sentido, compartir experiencias con otros centros o maestros, realizar investigaciones o probar con distintas fórmulas puede conducir a un cambio en los usos del espacio que sea beneficioso para los estudiantes y maestros.

Interés y necesidad creciente

No son pocas las escuelas que se han sumado ya a la creciente tendencia de remodelar aulas y centros. Si bien en algunos países se encuentra liderada por centros de titularidad privada, existen ya numerosas escuelas que han tirado paredes y han reinventado sus espacios. Es el caso, por ejemplo, de las escuelas jesuitas en Barcelona, que han transformado muchos de sus espacios como parte de una reforma más amplia, los centros Vittra en Suecia, claro ejemplo de entornos de aprendizaje flexibles y diáfanos, o muchos otros ejemplos en numerosos países. Existen también iniciativas como Hack the school, impulsada por la Fundación Jaume Bofill en Cataluña, que hace un llamamiento a escuelas para que se animen a repensar sus espacios educativos aunando esfuerzos de profesores, arquitectos y demás expertos.

Lo que, en general, tienen en común las escuelas que se suman a la innovación en la arquitectura educativa es lo siguiente:

  • Aulas. Son amplias o inexistentes. Los nuevos modelos innovadores proponen acabar con el concepto de “aula” o “clase” como unidad física y organizativa. Se propone derrumbar muros y utilizar cristaleras para separar espacios con el fin de crear entornos amplios y multiusos para los alumnos. En esta línea, el profesor y los alumnos no deben adaptarse al espacio de que disponen sino que es el espacio el que debe adaptarse a sus necesidades y objetivos pedagógicos. Los elementos que forman parte del paisaje, pues, deben ser lo suficientemente flexibles para que encajen con cada tipo de requerimiento. Lejos quedan las aulas rígidas donde cualquier movimiento de mobiliario provoque, además de un gran alboroto sonoro, ciertas limitaciones a nivel pedagógico.
  • Pasillos. No se conciben como lugar de paso sino como espacios significativos donde compartir y aprender. En ellos se pueden encontrar pizarras para aprender conjuntamente, murales colaborativos, sofás para la lectura, mesas de trabajo colaborativo, rincones para descansar, etc.
  • Patio. Concebido como espacio educativo, con mobiliario y estructuras diseñadas para el ocio, pero también para el aprendizaje.
  • Mobiliario. Que sea funcional y se adapte a las necesidades de alumnos y de profesores. Lejos queda la idea inversa, de que la actividad didáctica se adapte a las limitaciones del espacio. En ese sentido, las sillas con ruedas pueden facilitar el cambio de posición, los pupitres modulables posibilitan agrupaciones distintas, las mesas colectivas permiten el trabajo colaborativo, las estructuras en gradas contribuyen a realizar presentaciones en público, etc. Cualquier tipología de mobiliario debe tener en cuenta el uso creciente de las tecnologías en el aula.
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    Espacio educativo renovado en en el colegio Jesuïtes El Clot. Foto: F2M Arquitectura.

    Color. El arquitecto Carles Francesch, responsable de la reforma de los espacios de los centros jesuitas de Cataluña, asegura en esta entrevista en Aika que “los espacios alegres predisponen a los alumnos a ser más receptivos”. Por ello, los colores tienden a ser más vivos en niveles inferiores y más suaves en etapas, pero una constante en todos los centros educativos. Olvidado queda, pues, el modelo de paredes blancas y mesas de color uniforme.

  • Iluminación. Más importante de lo que parece. La orientación de los espacios vuelve a ser protagonista, para garantizar el máximo aprovechamiento de la luz natural. En los nuevos diseños educativos predominan las cristaleras grandes, los mecanismos para regular la entrada de luz y el vidrio como pared separadora entre espacios, que, claro, permite el paso de la luz entre salas.
  • Tecnología. La incorporación de ordenadores, tabletas y smartphones en el aula exige la instalación de enchufes, redes inalámbricas y proyectores o pizarras digitales que permitan compartir lo que se visualiza. Como hemos comentado, poco sentido tiene mantener los dispositivos tecnológicos en el aula de informática cuando se usan, por un motivo u otro, en casi todas las materias y en muchos de los trabajos colectivos.
  • Espacios comunes y versátiles. Se trata de espacios amplios, abiertos y flexibles que se usan para fines distintos. Pueden albergar una charla para un grupo, sesiones de trabajo individual, grupos de alumnos aprendiendo por proyectos, obras de teatro, reuniones con familias, exposiciones, ratos de juegos y ocio… Disponen de material variado que se puede usar según las necesidades del momento.

Si bien las normativas oficiales de cada país (esta, por ejemplo, de Colombia) recogen en su legislación algunos aspectos básicos que deben cumplir todos los centros, como por ejemplo la cantidad de metros cuadrados por alumno o las formas de ventilación, parece ser que existe cierto margen para innovar más allá de los requisitos legales, en muchas ocasiones poco actualizados a las nuevas necesidades de las escuelas.

De forma más o menos legal, más o menos innovadora o más o menos inminente, el denominador común de todos los centros que, de una u otra forma están empezando a reformar sus espacios es el mismo: mejorar el aprendizaje de sus alumnos. Este, y no otro, es el objetivo de la arquitectura y el diseño educativo. Por eso, en Aika, dedicamos la semana a hablar con expertos en el tema y a analizar y reflexionar acerca de ello.

El diseño y la arquitectura educativa en Aika

Esta semana entrevistamos, en primer lugar, al arquitecto Carles Francesch, quien ha liderado el proceso de reforma de distintos espacios de la red de centros de Fundació Jesuïtes Educació, en Cataluña (España). También compartimos las reflexiones de Rosan Bosch, la arquitecta holandesa que está revolucionando los espacios educativos de colegios de todo el mundo con diseños innovadores y pensados para la escuela del s.XXI. Hablamos, además, con Antonio Martire, arquitecto experto en diseño educativo, que reflexiona acerca del significado de los espacios y el tipo de relación que se establece con cada tipo de distribución.

A nivel más práctico, desde Aika visitamos virtualmente las escuelas con un diseño más innovador y damos algunas claves para innovar y rediseñar sin salir de tu clase. Según indican los expertos consultados, no es preciso realizar grandes cambios si la escuela no lo permite, pero sí pequeñas intervenciones a nivel de aula que, seguro, ayudarán a los alumnos a aprender más y mejor.