La tecnología ha llegado a nuestras vidas y a nuestras casas para quedarse. ¿Una oportunidad o una amenaza? Eso dependerá del uso que le demos y de lo que aprendan a hacer con ella los más pequeños
Educar a vivir con internet, teléfonos inteligentes, ordenadores, televisiones y tabletas es imprescindible. Pero aunque llamemos a los más jóvenes “nativos digitales” por haber nacido en la era de la tecnología y tener entre manos dispositivos desde pequeños, eso no significa necesariamente que sepan el uso que deben hacer de ellos. Aprender a usar los dispositivos correctamente ayudará a tus hijos a beneficiarse de todas sus ventajas y a la vez a evitar los riesgos que pueda conllevar una mala práctica con ellos. Te proponemos que tengas en cuenta estos cinco aspectos clave:
- Infórmate. Cada persona, a una edad determinada, hace un uso concreto de cada dispositivo. Lo mismo pasa con los niños y niñas. No todos usan los mismos ni tienen un mismo objetivo al hacerlo. Es importante, pues, que conozcas y entiendas qué usan tus hijos, cómo lo usan y para qué lo usan. A partir de ahí puedes informarte sobre las características, beneficios y riesgos de cada gadget, app o programa. Demostrarás a tus hijos que conoces el mundo en el que se mueven y que entiendes sus intereses. Solamente así podrás saber cómo educarles en un uso responsable.
- Fomenta el diálogo. No solo para conocer las inquietudes, preguntas o dudas de tus hijos frente a las nuevas tecnologías, sino también para que ellos conozcan tus preocupaciones y los riesgos a los que tú sabes que se exponen usando mal el móvil o algunas redes sociales, por ejemplo. Crear un espacio de diálogo os permitirá compartir percepciones, entenderos y aprender conjuntamente, pues pocos adultos saben más que sus hijos en aspectos tecnológicos. Además, hablar con tus hijos te permitirá trabajar el espíritu crítico ante las nuevas tecnologías y la sociedad digital, un aspecto especialmente importante para fomentar un consumo activo de nuevas tecnologías, donde los más pequeños aprendan a regular de forma autónoma y responsable su exposición a los mismos y las implicaciones que ello tiene.
- Establece normas. Se pueden encontrar tantos usos y distracciones con la multitud de pantallas que tienen a su disposición tus hijos, que es difícil que por ellos mismos conozcan el límite. Por eso es necesario establecer normas, conjuntamente con tus hijos, sobre el uso que deben darle a la televisión, al teléfono móvil, a videojuegos, al ordenador o a la tableta. Puedes limitar el tiempo diario o semanal dedicado a ver la televisión o establecer un horario para usar el resto de pantallas, por ejemplo. También es importante marcar espacios libres de tecnología, como puede ser en su habitación a la hora de ir a dormir, mientras estudian o durante la cena. Debes tener en cuenta que cuanto más consenso consigas a la hora de establecer las normas más fácil será que las cumplan.
- Protégeles y aconséjales. Para proteger a tus hijos delante de un entorno multipantalla lleno de oportunidades y riesgos, puedes, en primer lugar, hablar con ellos para que no faciliten datos personales, envíen fotos o hablen con desconocidos en la red. Para controlar estos aspectos lo mejor es generar una relación de confianza para que ellos mismos puedan preguntarte las dudas que tengan al respecto. En todo caso, es interesante también que apliques el control parental o que limites el acceso a ciertos sitios en la red. En segundo lugar, debes decidir la edad apropiada para iniciar a tus hijos en el uso del teléfono móvil, de ciertos programas de televisión, de redes sociales o de videojuegos. Que entren en contacto con cada dispositivo y tecnología a la edad adecuada será una buena forma de protegerles. A la vez, puedes ayudarles a escoger juegos, apps didácticas, portales educativos y programas de televisión adecuados para sus necesidades, habilidades y grado de madurez.
- Da ejemplo. Es difícil que tus hijos aprendan que no pueden estar todo el día enganchados al teléfono móvil si lo que observan en los mayores a su alrededor es lo contrario. Salvando las diferencias por edad y por el uso que adultos y niños o adolescentes le damos a la tecnología, debes tener en cuenta que la mejor forma de enseñar siempre es predicar con el ejemplo.
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