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María Eugenia Mosquera: “El Covid-19 cambia la forma en que consumimos contenidos”

María Eugenia Mosquera, fundadora de Vale TV
María Eugenia Mosquera, fundadora de Vale TV

Para la fundadora del denominado “canal del conocimiento” Vale TV de Venezuela, la crisis del coronavirus nos encara una realidad que no queríamos ver, el que no todo “estaba tan bien”. Historiadora de profesión y periodista por vocación, María Eugenia, reflexiona sobre el papel de los medios de comunicación en tiempos del coronavirus y afirma que ahora los medios tienen mayor responsabilidad frente al público, por eso, la clave está en generar contenidos de calidad y verídicos en diversas plataformas considerando la existencia de una variedad de audiencias.

En tiempos de coronavirus y bulos, ¿qué reflexiones le deja este contexto en cuanto al papel del periodista y el rol de los medios?

Lo primero que debemos pensar es que no hemos llegado aquí de manera fortuita, transitamos una nueva era caracterizada por espectaculares avances tecnológicos, que nos llevó a pensar que vivíamos mejor, sin tal vez prestar la suficiente atención a las humanidades, a la ciencia, al cambio climático, a las desigualdades sociales, a las debilidades democráticas de muchos países de Hispanoamérica. Ha aparecido un microscópico virus que nos recuerda lo frágil que somos, nos hace pensar que no todo estaba “tan bien” y nos lleva a pensar en una “nueva normalidad”, pero cuántas veces en la historia de la humanidad ha ocurrido una pandemia, no es la primera ni será la última.

Experimentamos una saturación de contenidos en las diferentes plataformas, cuando debería ser lo contrario pues la responsabilidad de informar e investigar con ética y compromiso es mayor. Puede ser la diferencia entre salvar vidas y fortalecer libertades democráticas. La presión de los gobiernos siempre ha existido y existirá, pero esta es una crisis sanitaria que requiere estrategias globales e información científica. Una vez controlada la pandemia se debe reevaluar el rol de los Estados y las libertades públicas deben volver a donde estaban e incluso mejorar en la calidad de la Democracia.

La crisis mundial desatada por el coronavirus nos conduce a una transformación de todos los valores y una mayor responsabilidad frente a las audiencias, así como mayor capacidad de adaptación e imaginación para atender a los diferentes públicos. La “normalidad” está hoy olvidada. Somos protagonistas de una transformación que dependerá de cómo la gestionemos profesional y personalmente, entendiendo, desde el oficio de comunicar, que lo importante son los contenidos y no solo la tecnología. Esta pandemia demanda objetivos comunes, liderazgo, visión, responsabilidad, solidaridad y cooperación internacional.

El caudillismo, los gobiernos militares y dictaduras son parte de un panorama frecuente en América Latina, desde su visión, ¿cómo ha impacto esto en el ejercicio periodístico latinoamericano? Y en el caso de Venezuela, ¿qué tanto ha dificultado esta labor?

Hispanoamérica ha estado plagada de militarismo y una seguidilla de golpes militares y de caudillos que han ejercido el poder desde el siglo XIX. El caudillismo es un fenómeno hispanoamericano, consecuencia del colapso histórico de los diferentes procesos independentistas, una búsqueda permanente del “gendarme necesario”, como lo llamó el historiador Vallenilla Lanz. Nuestro presente está conectado al pasado, hemos vivido escenarios de violencia estructural, que se repiten por ciclos históricos y no nos permiten construir una conciencia colectiva, una esperanza democratizadora. En el pasado tuvimos hombres como: Boves, Funes, Monagas, Gómez, Betancourt o Chávez, caudillos con características particulares que respondieron a su tiempo, el llamado “gendarme necesario”. Periodistas e historiadores han justificado la historia del 4 de febrero de 1992 (primer intento de golpe de Estado de Hugo Chávez Frías en Venezuela) basados en nuestra historia militarista, otros lo atribuyen a la profunda crisis que estalló en el gobierno del ex presidente (venezolano) Luis Herrera, que se agudizó y culminó en el llamado “Caracazo” (en 1989 ocurrió un estallido de fuertes protestas en Venezuela por medidas económicas anunciadas durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez). Como historiadora pienso que las causas del “Caracazo” están más vigentes que nunca, algunas estructurales y otras coyunturales, que la gente sigue en la calle pidiendo reivindicaciones sociales que los políticos no han logrado entender y atender con eficacia y realismo. Ante la ausencia del Estado ha sido recurrente que este vacío se llene por fuerzas irregulares al margen de los Estados, naturalmente el ejercicio periodístico ha enfrentado y sigue enfrentando, múltiples retos y mayores riesgos que en otros países y/o continentes.

Hoy en día, los ciudadanos de muchos países en Hispanoamérica y especialmente en Venezuela experimentamos la sensación de incertidumbre al no poder construir una ruta hacia una democracia más fuerte. No han logrado construir los políticos ni los ciudadanos la conciencia colectiva. En Venezuela, hemos comenzado a cerrar un ciclo histórico, con el consecuente retroceso que inició en la década de los 80, mientras otros países de la región inician un ciclo histórico similar al que Venezuela está por cerrar.

El coronavirus ha expuesto las desigualdades que imperan en la sociedad, como son el acceso a la educación, la salud y la tecnología ¿de qué forma los medios de comunicación pueden coadyuvar a disminuir este impacto?

Si bien la crisis desatada por el Covid-19 representa una oportunidad para impulsar una nueva economía con mayor enfoque en energías limpias, desarrollo sostenible, una vida más armónica y humanista, también ha expuesto los problemas reales de nuestra sociedad, como el acceso limitado, la brecha digital y económica, la capacidad de comprensión crítica, la infoxicación, la posverdad y las diferentes plataformas y audiencias. En ese sentido, al tener un diagnóstico, centrado en la realidad global y sobre todo en la local, se deben atender a las diferentes audiencias en diversos formatos con información de calidad, verificada, actual, con la premisa de la libertad que nos da el conocimiento. Teniendo presente al comunicar, las grandes diferencias sociales y el acceso al conocimiento, la información y educación, contribuiremos a disminuir el impacto social negativo.

Cada vez cobran más fuerza en los medios, los modelos de negocio diferentes al de la publicidad, ¿cómo ve su desarrollo en América Latina y en especial, en el sector televisivo?

La crisis del COVID-19 está cambiando la forma en que vivimos, trabajamos y consumimos contenidos, lo cual representa una gran oportunidad para repensarnos, el reto está en la generación de contenidos en diferentes formatos, útiles y entretenidos para cada público. La televisión no está diseñada para educar, pero se convierte en un referente social que modela conductas y transfiere conocimiento e información útil; de ahí la importancia de lo que producimos, promocionamos y transmitimos. Tanto la televisión tradicional como los nuevos formatos, dependerán de la capacidad de transformación, adaptabilidad y generación de contenidos para unas audiencias que requerirán estar más conectadas, confinadas y necesitadas de calidad, pluralidad y sobre todo imaginación.

La clave estará en los formatos, la calidad, la confianza, la creatividad y la eficacia por la que se apueste en los contenidos. La tecnología es un instrumento, el que tenga los contenidos, podrá mercadearlos apropiadamente.

Vale TV se ha constituido como un canal del conocimiento, ¿de qué forma este modelo contribuye a la formación ciudadana y cómo puede ser autosustentable a su vez?

Con una propuesta programática basada en contenidos de alta calidad, plurales y en el respeto al ser humano, la pantalla tradicional del canal de televisión ha sido una ventana abierta a la difusión de valores y la puesta en contexto de los hechos más relevantes de la actualidad local e internacional, que interesan y afectan la vida diaria de nuestros televidentes, así como de nuestros seguidores en las diferentes multiplataformas, para llegar en diferentes formatos audiovisuales a otros públicos.

La consolidación de VALE TV como el canal del conocimiento es el resultado de un proceso armado sobre buenas prácticas de gestión que incluyen: especialización programática con entretenimiento; financiación mixta con mecenazgo en ingresos propios por concepto de mercadeo social o mensajes de beneficio social; recurso humano en permanente formación; producción propia y alianzas internacionales; independencia gerencial; medición certificada de audiencias; autogestión; y desarrollo de multiplataformas y nueva tecnología.

No debemos tener la añoranza de un pasado que sentimos “mejor”, sino la fe en la construcción de un futuro diferente, de una esperanza fundamentada en nosotros mismos, mientras transitamos una época desconcertante y llena de posibilidades.