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Lo que no se nombra… ¿Existe?

Fuente: Aquagreen - Freepick
“Se busca profesor de inglés”, “estáis todos invitados”…”. En estos ejemplos, ¿se invisibiliza a la mujer o se la engloba en un genérico masculino? Analizamos el lenguaje inclusivo.

El uso del femenino y el masculino, solo el masculino como genérico, barras, guiones e incluso arrobas son solo algunos ejemplos del gran abanico de alternativas creadas para la legitimación y normalización de una gramática inclusiva, alejándose así de prácticas sexistas.

Con el fin de situarnos en este contexto, la socióloga Inés Alberdi elabora una categorización que puede resultar útil para comprender que, por una parte, existe el lenguaje, y por otra la significación e intencionalidad que le otorgamos a éste: “A grandes rasgos podemos decir que hay dos tipos de sexismo en el lenguaje: las bromas, chistes y expresiones machistas, y el derivado del hecho de que el lenguaje tenga unas formas de hablar que oscurecen la presencia de las mujeres y dan prioridad a la realidad de los hombres”. A esto, añade Alberdi: “El primero es más fácil de controlar, pero el segundo es difícil de corregir porque las reglas gramaticales que han enraizado en el lenguaje son resultado de una sociedad misógina, androcéntrica, que pone al hombre como medida de todas las cosas y utiliza la palabra hombre para referirse a toda la humanidad”.

Son muchas las guías y manuales para el uso inclusivo de la lengua, y en estas se ve reflejada una preocupación y una voluntad de cambio. Leyendo cualquiera de ellas, por ejemplo la guía de la oficina de igualdad de la UNED, se observa una buena complementación entre la utilización de un lenguaje inclusivo y la normativa gramatical de la lengua.

Entre sus objetivos, que suelen ser comunes entre la mayoría de las guías para el uso de un lenguaje no sexista, también aparece la responsabilidad de romper con el uso androcéntrico de la lengua y ofrecer una gama amplia de posibilidades lingüísticas para hacer frente a la problemática.

Son muchas las guías y manuales para el uso inclusivo de la lengua, y en estas se ve reflejada una preocupación y una voluntad de cambio

Sin embargo, estas guías y el corriente a favor del uso de una gramática más inclusiva no son de aprobación colectiva. Existe, por contra, una diversidad de opiniones que es compleja a la par que enriquecedora.

Uno de los elementos que no pasó desapercibido fue el informe Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer, elaborado el 1 de marzo de 2012 por el miembro de la RAE y catedrático Ignacio Bosque, en el cual se analizan nueve guías de lenguaje no sexista, elaboradas previamente por distintas instituciones a favor del lenguaje inclusivo. El informe, a modo de respuesta a todas estas guías, trata de argumentar la desaprobación de una gran parte del contenido de estas, rebatiendo sus propuestas.

Bosque afirma la existencia de discriminación hacia la mujer en muchos ámbitos de nuestra sociedad, pero no reconoce detectarlos en el ámbito lingüístico. Respecto al genérico masculino para englobar a ambos sexos, tema tema que suscita gran polémica, Bosque habla de la existencia de un “acuerdo general entre los lingüistas” en el uso del genérico masculino para designar ambos sexos, el cual, añade, “está firmemente asentado en el sistema gramatical del español, como lo está en el de otras lenguas románicas y no románicas, y no hay razón para censurarlo”.

En la finalización del informe, Bosque denomina de “loable” el propósito de las guías analizadas, sin embargo, afirma: “No creemos que tenga sentido forzar las estructuras lingüísticas para que constituyan un espejo de la realidad”.

“No creemos que tenga sentido forzar las estructuras lingüísticas para que constituyan un espejo de la realidad” – Ignacio Bosque (RAE)

Y no es solo es la RAE la que no encuentra sentido a estas propuestas, a ella se suma un amplio colectivo que también muestra su desaprobación, lo que no significa que deslegitimen la lucha contra la discriminación de la mujer.

La filóloga Carme Junyent, en una entrevista en un diario digital, explica que “las gramáticas son como son, al margen de la voluntad de los hablantes”, y respecto a la visibilidad de la mujer, prioriza antes un “cambio en la sociedad”, de manera que la lengua ya seguirá dicho cambio.

Por otra parte, el colectivo que defiende el posicionamiento hacia la inclusividad de la lengua es crítico con la postura de la RAE, tal y como lo hace la lingüista Mercedes Bengoechea, en su artículo en el País, dando respuesta al informe sobre la RAE mencionado anteriormente.

Bengoechea habla de la inexorable evolución de la lengua y de las resistencias de la Real Academia Española para no permitir esta inevitable evolución. Menciona también la conexión existente entre lengua y sociedad, y cómo el androcentrismo ha inferido en la lengua, normalizándola.

La lingüista apunta lo siguiente: “Una sociedad que no concedía derechos a sus mujeres, que ignoraba sus ansias de realización plena y las encaminaba a dos únicos papeles, esa sociedad –digo–, en consonancia cabal, ha convertido en hegemónico un uso de la lengua donde las mujeres están invisibles o estigmatizadas”.

Y es que, en referencia a la convergencia entre lengua y sexismo, se pueden encontrar una innumerable avalancha de opiniones. En ellas se habla también sobre si el sexismo está implícito en el lenguaje o si es la población quien le otorga un uso sexista al usarlo. Es por eso por lo que se remarca la importancia de leer y analizar más de una, de dos y probablemente de diez opiniones, ya que si no es posible que se predique un discurso con poca integridad.

La lengua tiene infinidad de oportunidades y recursos que están a nuestra entera disposición, pero tal y como nos muestra la historia, esta se ha empleado acorde con el discurso predominante en cada época y momento. El uso de la lengua en la Edad Media era muy distinto al de la revolución industrial, siendo estos dos muy diferentes al que disponemos ahora. Entonces, ¿el lenguaje se adapta a la sociedad o  la sociedad puede ir haciendo pequeños, a la vez que significativos, cambios a raíz del lenguaje?

3 Comments

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  • Sabe usted qué obra en específico de Inés Alberdi, cuando habla de los dos tipos de lenguaje sexistas

  • Lo del lenguaje inclusivo ha ganado peso por culpa del lobby del feminismo de los últimos tiempos.
    Y digo “culpa” porque he investigado mucho sobre este tema, además de haber cursado yo mismo estudios de lingüística, y desde siempre se ha aceptado el masculino plural como genérico.

    Lo que más me preocupa es que con estos artículos se pretenda más bien subirse a la ola de la nueva moda. Porque la gente, hombres y mujeres, seguramente tomen estos artículos como referencia para consulta, en los que parece que se empeña en denostar a las figuras como Ignacio Bosque. Ignacio Bosque es catedrático y miembro de la Real Academia, algo que no está precisamente al alcance de muchos (y muchas); así que si dice que no apoya el lenguaje inclusivo, por algo será.
    Porque por lo menos la RAE contempla el problema desde una perspectiva académica, no de ideología.

    No voy a entrar en la parte lingüística y filológica del problema, que me da para un libro, pero veo que eso se ha omitido; por algo será.

    Espero que los alumnos (y alumnas) cuando no estén seguros (y seguras) de algo, lo consulten con profesores (y profesoras), que al final son las personas que se han formado para mediar en el asunto, no que busquen las respuestas en cualquier sitio de internet donde cualquiera puede escribir cualquier cosa.

    Esto me recuerda a cuando hay un juicio mediático, y todo el mundo emite su veredicto, sin conocer las pruebas, o siquiera sin consultar con un abogado (o abogada). De este modo se quiere obligar a cambiar la lengua sin ni siquiera conocerla.

    Y eso me parece lo más peligroso, que se tenga que legislar y decir cómo se tiene que hablar, sobre todo cuando se politiza el lenguaje. Eso sí que es peligroso para la sociedad. Sin contar todo el trabajo para muchos (y muchas) innecesario de adaptarlo todo a ese lenguaje, querer delimitar cómo hay que hablar es una forma de delimitar la libertad de un pueblo.

    Y todo eso es herencia de una educación muy deficiente.

    Buenos días

    • Pero hombre ¿tan difícil es utilizar palabras como “alumando”, “profesorado”? ¿Tan horrible sienta desdoblar algunas veces para que se mencione también a las mujeres? No entiendo por qué sienta tan mal hacer un mínimo esfuerzo más inclusivo. Y me mencionas a un miembro, muy honorable, de la RAE (¡donde la gran mayoría son hombres oiga!) pero ¿ya está? Yo creo que efectivamente lo que no se nombra, no existe. Y llegar a un lenguaje más inclusivo no cuesta tanto. A veces los movimientos que (re)surgen en la sociedad sirven para replantearnos ciertos comportamientos, permíteme eladjetivo, cerriles que hacen que solo miremos en una dirección. Un poco de progreso no nos vendría mal y más en un campo tan importante como es la lengua.