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La Revolución Educativa: dónde estamos y a dónde queremos llegar

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Foto: Shutterstock

Es difícil para un profesor de Historia, como es mi caso, emplear la palabra “Revolución” fuera de los espacios que la historiografía le tiene habitualmente asignada: Revolución Neolítica, Revolución Francesa, Industrial o Revolución Rusa.

Pero en este caso sí, no hay duda, estamos ante una Revolución educativa. Las razones que nos han llevado a ello son fundamentalmente tres. Primero está lógicamente la cuestión de las nuevas tecnologías, la segunda como esas tecnologías están cambiando o han cambiado ya, de hecho, a los jóvenes (la generación nacida entorno al año 2000) y tercero cómo ante ese proceso el profesorado o parte de él ha decidido cambiar las metodologías del aula para acompasarse a la nueva sociedad y a sus nuevos jóvenes. Pero veamos más detenidamente ese proceso.

Repasar la historia es comprobar que los grandes saltos evolutivos fueron siempre acompañados por descubrimientos técnicos o tecnológicos

Repasar la historia es comprobar que los grandes saltos evolutivos fueron siempre acompañados o producidos por descubrimientos técnicos o tecnológicos. Así ocurrió en el Neolítico, cuando la agricultura y la ganadería transformaron la vida de las personas convirtiéndolas en sedentarias o en la Revolución Industrial cuando la máquina de vapor transformó para siempre la vida en la Tierra. Eso volvió a ocurrir en nuestro mundo de manera generalizada a partir de los años 90 del siglo pasado con la aparición de los ordenadores, Internet y la informática.

La generación 2000 o nacida alrededor de ese año se crió en un entorno de aprendizaje y ocio únicos en la historia, bajo el aura de los nuevos soportes tecnológicos, tabletas, teléfonos móviles inteligentes y todos los programas y juegos electrónicos que conocemos. Como muchos estudios están demostrando, esos jóvenes han desarrollado estilos de aprendizaje basados en las imágenes interactivas, la virtualidad y la inmediatez, condicionando esos aspectos sus estilos de aprendizaje en la escuela, su ocio y en general sus formas de vida y su concepto del mundo.

Los jóvenes han desarrollado estilos de aprendizaje basados en las imágenes interactivas, la virtualidad y la inmediatez, condicionando estilos de aprendizaje, ocio y formas de vida

Para adaptarse a esa doble nueva realidad, tecnología y jóvenes de la generación 2000, muchos profesores han creado y otras veces han desenterrado metodologías innovadoras o que ya existían en el s.XX pero que habían permanecido desactivadas durante años; muchos profesores innovadores están utilizando esas nuevas metodologías y están llenando con ellas las aulas: Flipped Classroom, Aprendizaje Basado en Proyectos, el Mobile Learning, la aplicación de las inteligencias múltiples de H. Gadner, los avances en neuroeducación y un largo etc. Muchos profesores han perdido el miedo a que las aulas se conviertan por primera vez en muchos años en laboratorios y espacios innovadores y están experimentando qué es eso de innovar y de hacer las cosas de otra manera.

Sin embargo veo mucha tecnología o innovación tecnológica pero pocos o no demasiados valores integrados en esas prácticas. Se tarda cinco minutos en aprender como funciona una nueva app, pero a diferencia de las grandes compañías multinacionales, el profesorado todavía no sabe como modificar actitudes y valores de manera efectiva.

Las nuevas revoluciones

Así pues, hemos visto dos de los pilares que sustentan esta revolución educativa: tecnologías y metodologías. Añadiré pues los otros dos que a mi entender deben acabar de configurar dicha revolución y que ni mucho menos se encuentran tan generalizados como los dos anteriores: la alfabetización mediática y la educación en valores en general o más concretamente el aprendizaje-servicio.

Entendemos por alfabetización mediática aquella cuyo objeto es el estudio de los medios de comunicación e información, de los medios audiovisuales, de cómo funcionan y se estructuran y de como ser críticos ante la visión del mundo que realizan a diario.

Estos son los cinco aspectos más importantes que debe intentar abordar toda alfabetización mediática:

  • Hacer que el alumnado conozca las características de una noticia, su estructura, forma y funcionamiento.
  • Ser capaz de realizar lecturas críticas de las noticias y de las informaciones que recibimos a diario.
  • Conocer las corporaciones audiovisuales porque estructuran las noticias en función de sus intereses. Debemos conocer la estructura del poder audiovisual para saber qué intereses subyacen tras la manera de informar.
  • El alumnado debe realizar productos audiovisuales de calidad que reflejen sus intereses y formas de ver el mundo.
  • Dichos productos deben estar relacionados e integrados en el currículum educativo.

La historia nos enseña que el caballo de la tecnología sin el jinete de los valores suele conducir a sociedades desiguales o a grandes catástrofes

Por otro lado, el aprendizaje-servicio es una herramienta que nos permite trabajar los valores y las habilidades sociales de manera práctica, colaborativa, solidaria y que integra al alumnado en su sociedad o su entorno de manera efectiva. El alumnado cambia de rol, pasa de educado a educando, en un entorno activo y solidario, en su entorno. Ese cambio de rol propicia de manera más natural los aprendizajes, la adquisición de valores, los cambios de comportamiento y de actitud en las personas.

La Revolución educativa debería abordar esas cuatro dimensiones: nuevas tecnologías, nuevas metodologías, la alfabetización mediática y la educación en valores porque la historia nos enseña que el caballo de la tecnología sin el jinete de los valores suele conducir a sociedades desiguales o a grandes catástrofes de esas que estudiamos en las clases de Historia.