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Marcelino Madrigal sobre las redes: “Me preocupa más lo que se permite que lo que se censura”

El 67% de la población en España está preocupada por la desinformación, según el Digital News Report 2021. La pandemia ha acrecentado la proliferación de bulos y de desinformación en las redes sociales. A ello, se debe añadir también un aumento considerable del discurso de odio y, con ello, un mayor clima de crispación y violencia en las redes. Marcelino Madrigal, experto informático en análisis de redes sociales, considera que todos cumplimos un papel importante para frenar estas problemáticas que afectan directamente a la ciudadanía. 

La alfabetización mediática e informacional es una de las principales herramientas que muchos expertos señalan como la solución contra la desinformación y el discurso de odio. Hablamos con Marcelino Madrigal sobre redes sociales y cómo combatir estos fenómenos de una forma efectiva. 

¿Existe la censura en la era de las redes sociales?

Por supuesto que existe la censura y existe gente que la practica. Hay gente que dirá que no es censura cuando el discurso que tu haces no es de su agrado, dirá que es apropiado, pero objetivamente, por supuesto que existe. De hecho, conmigo lo han practicado durante muchísimos años, simplemente, por expresar y mostrar comportamientos que son bastante criticables, sobre todo, desde las empresas que explotan las redes sociales y la estulticia que han mostrado con muchos temas, no solo con temas de discurso de odio, sino, sobre todo, con protección a los menores. En Twitter, llevo una temporada, para mí es demasiado, sin problemas, unos seis o siete meses. Llegué a estar cuatro y cinco años fuera de Twitter directamente, sin que nadie me explicara por qué. Facebook, por ejemplo, tengo el dudoso honor de tener un correo del equipo del señor Zuckerberg, diciendo que no reúno las características para estar en Facebook. Tiene varios miles de millones de usuarios, en cambio yo no tengo las características para estar en Facebook y añadían que no me lo podían explicar porque era una cuestión de seguridad. A mí, personalmente, me preocupa más lo que se permite que lo que se censura en todos los sitios. 

“La tecnología es neutra, no así los comportamientos que tenemos ni la actitud de las empresas”

Marcelino Madrigal

¿El avance de la tecnología va a traer consigo mayor peligro?

Depende de nuestro comportamiento. Siempre hablo de que la tecnología es neutra, no así los comportamientos que tenemos ni la actitud de las empresas, pero la tecnología no deja de ser una herramienta. Una red social no es buenísima porque sea una herramienta de Internet ni es malísima, es el uso que hacemos de ella lo que puede llevar a utilizaciones perversas de la red. En ese sentido, tenemos la idea equivocada de que existe un ‘buenismo’ de que seamos, posiblemente, la población más beneficiada por estar interconectados. Eso no es siempre un síntoma de estar mejor informados y conocer la verdad de las cosas, sino todo lo contrario, es un síntoma de que somos más fácilmente manipulables porque estamos ante un verdadero tsunami de cascadas de información. Creo que depende del sentido común y que seamos capaces de discriminar entre lo que nos están contando. 

Ante el aumento del discurso del odio, Twitter y Facebook, entre otras, han creado nuevas medidas. ¿Son efectivas?

Yo diría que no. Si hubiera una medida efectiva y real contra todo esto, todo el mundo la usaría. En cambio, todo el mundo hace lo que puede a este respecto. En el caso de las empresas, tenemos el caso de Estados Unidos donde se ve muy claramente lo que ha ocurrido. Siempre pongo de ejemplo el caso de Trump, en el que se ha pasado de, cuando era presidente de Estados Unidos, admitir cualquier discurso e, incluso, modificar las reglas dentro de las redes sociales que quedan aplicadas al resto de los usuarios para que él continuara allí. Twitter reconocía explícitamente que Trump incumplía sus reglas, pero mantenían su discurso porque era de interés público. Esto es una regla para este señor exclusivamente, porque luego cuando no ha tenido la oportunidad de volver a ser presidente ya hemos visto lo que ha pasado, ha durado dos días. Eso lo podían haber aplicado antes y nos hubiéramos evitado muchos problemas. Nadie tiene una receta maravillosa para solucionar esto, pero todos tenemos un papel que hacer.

“La autorregulación pasa porque los usuarios sean responsables”

Marcelino Madrigal

Algunas personas expertas inciden en la necesidad de implementar la alfabetización mediática e informacional ante el aumento de la desinformación desde edades tempranas, ¿es una solución?

No es que sea una solución, es que es una necesidad. Yo soy amigo de la autorregulación y la autorregulación pasa porque los usuarios sean responsables. Siendo los primeros expuestos, tenemos que ser la primera línea de contención de todo esto. Estamos abocados a que la gente joven utilice las herramientas, sobre todo, el uso de la tecnología en cualquier disciplina. Lo que no sirve es que sea una charla un día en el colegio y ya está solucionado. Es una cuestión que deberían de poner que fuera cross durante todo el ciclo educativo y en todas las asignaturas, porque la tecnología se va a utilizar para todo ello. Y una de las cosas que hay que enseñar es, precisamente, a contrastar información, a entender que todo lo que recibimos de la red no tiene por qué ser cierto, es decir, las cuestiones más básicas. Pero no es solo cuestión de los más jóvenes, los adultos pecamos constantemente y somos los mayores consumidores de bulos. La educación es uno de los mejores remedios que hay, aunque no sea una receta universal, porque todos tenemos un papel.

En su opinión, ¿cómo se puede combatir la desinformación y el discurso del odio de una forma efectiva?

Creo que las empresas tendrían que implicarse más, además del tema de la educación que es importantísimo. Hay un comportamiento que no ayuda en absoluto y es el de que cada país va por libre, incluso dentro de lo que es la comunidad europea. Cada uno tiene su propia legislación y eso es un caos. Tiene que ser a, b y c para todos, y todos lo tenemos que tener claro. Hay una cosa que incide y es un acelerante de todo este problema en las redes y es la diferencia que hay entre la concepción de la libertad de expresión de Estados Unidos y la libertad de expresión europea. En Estados Unidos, el discurso del odio está protegido por la Constitución. A través de la primera enmienda, impiden que el gobierno legisle cualquier cosa que interfiera dentro de la libertad de expresión. El único límite que ponen es la amenaza física directa, lo demás todo sirve. Desde el Gobierno no pueden hacer nada, pero eso no quiere decir que una empresa no pueda legislar contra ellos o no pueda tener sus reglas. En cambio, en Europa el concepto de la libertad de expresión es mucho más restrictivo, porque nosotros entendemos que hay colectivos que han sido marginados o dañados históricamente como pueden ser los LGTBI, inmigración, judíos, etc. a los que no se les puede dañar a través de cualquier expresión. Lo que ocurre es que en las redes sociales vemos constantemente uno de los discursos aplicados y precisamente es el de Estados Unidos, porque estas empresas son de allí. Es el concepto suyo y vemos en empresas como Twitter o Facebook que el discurso del odio es omnipresente, porque ellos entienden que es así. La diferencia entre los países hace que, por ejemplo, en Francia se consiga una ley  en 2019 que dice a Twitter que si no quita un contenido, sobre todo, en lo referente a terrorismo, discurso de odio o que dañen a los menores en 24 horas tienen un año de cárcel y 15.000 euros mínimo de multa o hasta un 4% de lo que facture Twitter en Francia. Y en cambio aquí no lo tenemos. Las reglas tienen que ser muy claras y tiene que haber un consenso y eso no existe.