La desinformación aumenta y se difunde por todo el mundo en distintas formas, sobretodo a través de las redes sociales, donde la inmediatez es fundamental para lograr ser los primeros en dar a conocer la noticia. Sin embargo, este método, junto con la crisis de los medios de comunicación, ha traído consigo algunos inconvenientes, pues no se dedica el tiempo necesario a contrastar y verificar las informaciones y los datos que nos llegan, de manera que se publica información que no es correcta, ya sea de manera deliberada o inintencionadamente.
Las voces de los expertos
Olivia Sohr, Coordinadora de Proyectos Especiales de Chequeado, explicó en una entrevista que concedió a Aika sobre la desinformación, que “hay distintos grados de peligro y distintas áreas en las que puede intervenir la desinformación. El área de la salud es una de las más riesgosas porque puede afectar la vida y salud de las personas. Pero también hay desinformaciones sobre política, que pueden minar la confianza en nuestras instituciones e intervenir en los sistemas democráticos -por ejemplo, cuando se da información errónea sobre cómo se vota y eso termina afectando el derecho a voto de las personas”.
Cristina Cantero, directora de reputación y crisis de ATREVIA, considera fundamental formar a la población desde la juventud para que sepa gestionar la información que recibe. En la entrevista que le hicimos, aseguró que “debería haber más educación en las escuelas para que las generaciones vayan creciendo, inclusive programas formativos en otros canales de mayores audiencias. Habría que señalar al que miente y hacer ese tema educacional para que no escuchemos al primero que pasa por Internet solo por tener muchos seguidores. Debemos ser más críticos y contrastar, porque hay muchos fines, y apelar a la responsabilidad”.
Manuel Pinto, con más de tres décadas dedicadas al periodismo y la investigación académica sobre la historia de los medios y la alfabetización mediática, explicó a nuestro portal que la alfabetización mediática es muy útil para prevenir la desinofrmación “sobre todo también porque hasta hace poco no estábamos habituados a ver a los máximos responsables de un país publicitar la desinformación y la mentira, contradiciendo todo lo que la ciencia y los expertos de la salud nos aconsejan. Esto cambia totalmente la situación. Por ello es necesario al menos denunciar, no divulgar, no ampliar por muy extraño o tentador que sea compartir cosas absurdas, que además son peligrosas para la salud y la vida”.
La desinformación es muy perjudicial, y más en los tiempos que estamos viviendo ahora, donde la gente busca información para resolver las dudas sobre un virus nuevo que nos está afectando a todos. Así, la propagación del coronavirus multiplicó los rumores y bulos de cómo detener su difusión, y generó múltiples noticias de cómo frenarlo, a través de consejos y recomendaciones que uno mismo podía llevar a cabo para no contagiarse o para eliminarlo rápidamente. Pero debemos ser conscientes que no todo lo que encontramos publicado es veraz.
Por esta razón, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó los supuestos consejos que se viralizaron al principio de la pandemia en redes sociales para desmentirlos. En un artículo de Aika hablamos sobre esta problemática y expusimos los falsos consejos que se difundieron en redes sociales. Además, la Comisión Europea también publicó un vídeo para alertar sobre las desinformaciones que circulaban en redes sociales en marzo sobre el Coronavirus.
Políticas contra la desinformación
Casi todas las democracias de Europa han reconocido la amenaza que supone la desinformación, muy a menudo llevada a cabo por actores externos, que influyen en gran medida a procesos electorales, así como a otros asuntos de gran importancia. Las elecciones de Estados Unidos del 2016, las de Brasil y el Brexit fueron los grandes escenarios en los que la desinformación tuvo el papel protagonista, y las consecuencias de su actuación calaron hondo en Europa, por lo que se ha puesto manos a la obra para combatir las informaciones falsas.
En nuestro portal hablamos sobre la medida que El Gobierno de España propuso en noviembre para combatir la difusión de contenidos falsos dentro de sus fronteras, el «Procedimiento de actuación contra la desinformación». Con este procedimiento, el Ejecutivo plantea la creación de un Sistema nacional que prevenga, detecte, alerte y de seguimiento y respuesta a las causas, medios y consecuencias que se deriven de la desinformación.
La Comisión Europea (CE) ya lanzó en 2018 un protocolo, que ha servido de inspiración al Gobierno de España para desarrollar el suyo, que también pretende combatir la desinformación provocada por terceros países, como Rusia, a fin de interferir en los procesos democráticos de la comunidad y sus Estados Miembros. En el artículo enlazado anteriormente, desarrollamos una comparación de las dos propuestas que pretenden luchar contra la desinformación.
Y es que el auge de la difusión de contenidos falsos es una preocupación mundial y Europa no escapa a ello. A través de un artículo que publicamos en Aika, exponemos las acciones de la UE contra la desinformación:

En Alemania, se acordó modificar la ley llamada NetzDG, de aplicación en las redes sociales, que obliga a las operadoras a introducir procedimientos de denuncia de contenido ilegal o denigrantes (desde noticias falsas a pornografía infantil), con amenaza de multas de hasta 50 millones de euros. La ley crea una Unidad de Comunicación Estratégica del Ministerio de Exteriores para contrarrestar la desinformación. Así, una vez recibida la denuncia, la plataforma debe determinar si el contenido es auténticamente ilegal.
Proyectos contra la desinformación
La Unión Europea ha estado muy activa y desde la CE se han lanzado políticas y proyectos para luchar contra la desinformación, como el caso de Social Truth, plataforma que permite a los profesionales y usuarios particulares acceder fácilmente a nuevos servicios basados en datos, como la detección de contenidos falsos. Lo que la diferencia de otras propuestas es la utilización de la tecnología de la inteligencia artificial (IA) para mejorar el proceso de detección y la de blockchain, que asegura una verificación del contenido confiable, íntegra y trazable. En este artículo analizamos esta iniciativa que pretende luchar contra la desinformación.
Otra de las iniciativas que analizamos en nuestro portal es la que lleva a cabo El Observatorio Europeo de Medios Digitales, un proyecto que busca generar sinergias y apoyar el trabajo conjunto de expertos académicos y de la industria de los medios, para una comprensión más profunda del fenómeno de la desinformación y el empoderamiento de la sociedad frente a este.
En definitiva, en la era de la comunicación, en la que todos consumimos información y en la que se dicen que en 2 años la mitad de las noticias seran falsas, no bastan las medidas que los gobiernos e instituciones estan tomando: los usuarios también deberán saber identificar y rastrear fuentes para intentar detectar la desinformación y no repetir las mismas situaciones que hemos estado viviendo durante los últimos años que han puesto en peligro la democracia y la sociedad.
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