La violencia contra los niños y las niñas de todo el mundo no es un asunto privado, y es necesario llevarla a la atención del público a través de los medios de comunicación, que ayudan a denunciar estas situaciones. Así, la organización Save The Children ya alertó en el mes de marzo a través de un comunicado que los casos de maltrato infantil aumentarían por el contexto de confinamiento.
La violencia contra los niños y niñas incluye, según UNICEF, el abuso y maltrato físico y mental, el abandono o el tratamiento negligente, la explotación y el abuso sexual. Además, la violencia puede ocurrir tanto en el hogar, como en las escuelas, los orfanatos, los centros residenciales de atención, en las calles, en el lugar de trabajo, en prisiones y establecimientos penitenciarios.
Esta incide en los niños de múltiples maneras, ya que puede afectar su salud física y mental, perjudicar su habilidad para aprender y socializar, y, más adelante, socavar su desarrollo como adultos funcionales y buenos progenitores.

De esta manera, el objetivo 16.2 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es “Poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños.”
Un estudio de la American Academy of Pediatrics del 2016 titulado Global Prevalence of Past-year Violence Against Children: A Systematic Review and Minimum Estimates hizo unas encuestas sobre la prevalencia de la violencia contra los niños para ayudar a avanzar a las Naciones Unidas a poner fin a toda violencia contra los menores. Los investigadores extrajeron datos del año anterior por país, grupo de edad y tipo (físico, sexualidad, etc.)
La revisión final incluyó datos de 112 estudios en 96 países, y, obtuvieron unas estimaciones que muestran que un mínimo del 50% o más de los niños en Asia, África y América del Norte experimentaron violencia durante el año anterior al estudio, y que en todo el mundo más de mil millones de niños de 2 a 17 años han experimentado esta violencia.
Dados estos datos, ¿qué se puede hacer para prevenir tal violencia?
Un grupo de 10 organismos internacionales, bajo el liderazgo de la OMS, redactó en 2017 un informe llamado INSPIRE en el que se recogen 7 estrategias con el objetivo de alcanzar la meta de la Agenda 2030 mencionada anteriormente. Así, cada letra de la palabra INSPIRE es la inicial de una estrategia.
Estas 7 estrategias consisten en:
- Implementar y vigilar el cumplimiento de la legislación: restringiendo el acceso a las bebidas alcohólicas y a las armas de fuego, por ejemplo.
- Normas y valores: como modificar las normas que dejan impune el abuso sexual de las niñas o el comportamiento agresivo entre los niños varones.
- Seguridad en el entorno: determinando las «zonas críticas» del vecindario donde suele haber más violencia y tratar las causas locales a través de la vigilancia policial y de otras intervenciones encaminadas a solucionar problemas concretos.
- Padres, madres y cuidadores: apoyar a los progenitores y los cuidadores a través de visitas domiciliarias o por medio de programas integrales.
- Ingresos y fortalecimiento económico: como la microfinanciación y la formación sobre normas de género.
- Respuesta de los servicios de atención: garantizando que los niños expuestos a la violencia tengan acceso a una atención de emergencia eficaz y reciban un apoyo psicosocial adecuado.
- Educación y competencias prácticas: con la creación de un entorno escolar seguro y mejorando el conocimiento de los niños acerca de los abusos sexuales para poder protegerse frente a ellos.
Con estas estrategias, se pretende ofrecer a los responsables de las políticas y los actores principales las herramientas necesarias para actuar y modificar estas circunstancias y así ofrecer a los niños un camino mucho más fácil, puesto que, por desgracia, si no se actúa de manera contundente, todavía habrá demasiados menores que seguirán sufriendo esta violencia sin contar con ningún apoyo.
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