28 mil alumnos visitan cada año el Museu de la Xocolata de Barcelona. ¿La clave? El museo cuenta con distintas actividades educativas y culturales para todos los niveles educativos.
Francisco Gil Carmona, director del museo y académico en distintas universidades como la UAB, UOC y ESADE, nos habla del origen del museo y las distintas actividades educativas que realiza. También comparte su opinión sobre cómo podemos introducir la gastronomía dentro del aula escolar y las ventajas que podemos obtener de esta.
¿Cómo surgió la idea del museo?
La idea es propiedad gremio de pastelería. El gremio actúa como un colegio profesional que asesora a los pasteleros de Barcelona. En 1998 decide la posibilidad de crear un proyecto cultural para reivindicar la tradición de la Mona de Pascua. La tradición, que lleva aproximadamente 100 años, ha tenido diferentes corrientes y manifestaciones artísticas de ese trabajo del chocolate. La pastelería catalana viene de varias fuentes como la francesa o la italiana, pero la figura artística es muy catalana. Para mostrarle a la sociedad catalana esa tradición y manifestación artística, se decidió crear un espacio para mostrar la Mona de Pascua, las figuras artísticas, el trabajo con el chocolate, etc. En el año 2000 se abre el museo.
“El museo tiene alrededor de 150 mil visitas al año, de las cuales 28 mil corresponden a visitas de escolares”
Francisco Gil
¿Cuál es la finalidad de las visitas educativas que hacen para alumnos de las escuelas?
El museo tiene alrededor de 150 mil visitas al año, de las cuales 28 mil corresponden a visitas de escolares, con lo cual es un segmento del público que nos interesa cuidar mucho. Como docente, siempre pensé que la educación tiene un papel muy importante, por lo que, desde el inicio, se pensó que hubiera actividades con material y portafolio cultural y educativo. Se contemplaron las edades de 0 a 3 años, alumnos de primaria, secundaria, bachillerato e incluso universitarios.
¿Qué proyectos educativos realiza el museo?
Algunos proyectos con los que se pueden trabajar contenidos curriculares son “Ciencia y Chocolate”. Este proyecto consiste en trabajar con contenidos de Ciencias, y para este nos apoyamos en un catedrático en la materia. También hemos desarrollado una tesis doctoral para ver, alrededor de las actividades del museo del chocolate, de qué manera podemos trabajar el pensamiento crítico, la participación ciudadana en los alumnos de primaria, concienciar temas como el comercio, la solidaridad con los pueblos indígenas, las comunidades que trabajan el cacao.
Asimismo, somos el primer museo que trabaja con la metodología “AICLE” (Aprendizaje Integrado de Contenidos y Lengua Extranjera). También estamos desarrollando un proyecto con la Sociedad Catalana de Pedagogía, que consiste en que los servicios didácticos de los museos de Cataluña y de España que quieran, podrán acogerse a una auditoría para certificar la calidad educativa y pedagógica de sus servicios y actividades para tener ese sello de la Sociedad Catalana de Pedagogía.
¿Crees que la gastronomía puede ser un recurso educativo?
Absolutamente. Es un vehículo que a partir de un aprendizaje significativo y de una realidad muy cercana al alumno, como la manipulación de los alimentos, se pueden trabajar contenidos de manera transversal, interdisciplinar, multidisciplinar, etc. Se pueden trabajar temas como el consumo responsable, matemáticas, historia o plástica. Por lo tanto, creo que es una buena manera de introducir a los alumnos para trabajar cualquier contenido a cualquier edad.
“La cocina permite trabajar contenidos curriculares, procesos conceptuales y en contextos no formales “
¿Qué estrategia podrías implementar para fomentar el gusto por la gastronomía en niños y adolescentes?
La cocina ha tenido un “boom” últimamente, los medios de comunicación han tratado temas de la competividad dentro de la cocina. La cocina, yo entiendo que puede ser un recurso muy potente para socializar, integrar a los alumnos, trabajar en equipo, etc. Es un instrumento muy útil, desde el punto de vista de valores y actitudes. Permite trabajar contenidos curriculares, procesos conceptuales y en contextos no formales, donde el alumno, saliendo de su ámbito educativo, pues supone un valor añadido. Las escuelas creo que podrían incorporar este tipo de recurso más cercano a la realidad de los alumnos, ya que rompes con la cotidianidad de la clase y el alumno es más participativo. La cocina es un método científico que fomenta la creatividad.
¿Cómo ves el futuro de la educación en España?
Yo veo un futuro esperanzador. Primero, porque hay buena materia prima, ya que los futuros profesores están muy concienciadas en que la educación tiene un valor muy importante. Puede tener un impacto en la sociedad para formar alumnos críticos y activos desde el punto de vista social, y democrático. Los profesores tienen una buena actitud y entienden el papel, se ha hecho un montón de trabajo en las universidades para que la educación juegue un papel fundamental y han ido adaptando sus planes para que se ajusten más a la realidad. Sin embargo, la educación debe pasar por un consenso político para no cambiar los planes de estudio, independientemente de que partido político esté. Las leyes educativas no deben modificarse. Por último, debe haber un reconocimiento social y no tanto económico por parte de las familias, que haya un respeto por el rol de los docentes y las instituciones educativas. Yo soy muy optimista y creo que la educación tendrá un futuro esperanzador.