Discípulo, compañero y amigo de Miguel de la Quadra-Salcedo, Carlos Pecker ha viajado durante más de 30 años con los expedicionarios de la Ruta Quetzal a los lugares más recónditos de América Latina. Con su cámara en el hombro, ha registrado imágenes de incontables países y momentos. Testimonio de ello es su último libro 30 Años de Aventuras con Miguel de la Quadra-Salcedo.
En esta entrevista, Pecker explica su experiencia en las expediciones de la Ruta Quetzal y contagia, sin duda, su pasión por viajar y aprender de otros lugares, gentes y culturas.
¿Qué aporta una aventura como la Ruta Quetzal a los jóvenes?
Precisamente eso, es una inolvidable aventura iniciática para los mas de 10.000 jóvenes que han pasado por este proyecto único e inolvidable.
¿Y que puede aportar un viaje?
Sobre todo es una experiencia de convivencia entre jóvenes de diferentes países, culturas y clases sociales. En una misma tienda de campaña convive un indígena maya con un europeo de clase alta y joven de color de Haití. Es un aprendizaje constante basado especialmente en la solidaridad y en la superación de uno mismo.
¿Qué valor le das al viaje como herramienta educativa? ¿Por qué?
Desde que empecé a ir a la Ruta en 1990 viajé en un barco, el Guanahani, que le llamaban un “Aula Navegante” donde se impartían conferencias, clases y talleres, y esta idea de constante aprendizaje hacia los ruteros se ha mantenido durante toda la historia de la Ruta, en sus treinta y una ediciones. Durante el viaje, los jóvenes aprenden con el solo hecho de conocer cosas nuevas, lugares inhóspitos y situaciones extremas que nunca habían vivido antes. Es un viaje iniciático que les cambia la vida a estos expedicionarios por la cantidad de cosas que aprenden.

Y para ti, ¿nos puedes contar un recuerdo especial de Miguel de la Quadra-Salcedo que te haya marcado?
Miguel me ha marcado para toda la vida. De hecho, aun después de muerto sigue siendo un referente para mi y para muchos de los que hemos tenido el privilegio de trabajar junto a él. Son miles, pero destacaré uno: cuando me ayudó a ascender al volcán Pacaya (Guatemala). Yo estaba con 40 de fiebre, pero logré captar una de las imágenes más hermosas y potentes que he grabado en mi vida, la erupción de un volcán. Miguel lo tuvo claro, tenía que hacerlo, y aun faltándome fuerzas, él me acompañó. Lo que conseguía Miguel con todos era lograr que sacásemos lo mejor de nosotros mismos en toda circunstancia, y ese ha sido otro aprendizaje fundamental del Maestro.
“Durante el viaje, los jóvenes aprenden constantemente con el solo hecho de conocer cosas nuevas, lugares inhóspitos y situaciones extremas que nunca habían vivido antes”
¿En qué medida ha modificado la ruta tu metodología en tu día a día?
Una de las frases que comento a mis compañeros de trabajo desde que hago la Ruta es “siempre ready”, es decir, siempre preparado, porque con Miguel aprendí eso, que hay que estar preparado para trabajar las 24 horas del día. Trabajábamos de día, de noche, domingos y festivos. Miguel era un perfeccionista tanto en el tema de la imagen como en el sonido y cuidaba mucho los aparatos. Siempre he seguido sus enseñanzas y he guardado muy bien el material audiovisual para que ni el polvo ni el agua ni el viento afectasen a las grabaciones, aunque, como cuento en el libro, hubo ocasiones en las que no puede evitar que el material se estropease.
De todas las Rutas, ¿cuál te ha marcado más?
Sin duda la primera. Aunque he estado casi 30 años con Miguel, la primera vez que cruzas el charco y conoces América, y más aún de la mano de Miguel, gran conocedor y enamorado de América, es una experiencia que te llena el alma y te enriquece mucho. Cuando algún rutero me hace esta misma pregunta les digo que la mejor ruta es la suya, porque cada primera ruta de cada rutero, es sin duda la que más les influye en su vida.
¿Cómo motivarías a los jóvenes para que se animen a viajar?
Es muy sencillo, porque los viajes de aventura son de lo más enriquecedor y maravilloso que existe en la vida de cualquier persona con ganas de descubrir el mundo.

¿Qué consejo les darías?
Que vayan con poco equipaje físico, y en cambio un gran conocimiento intelectual sobre el lugar que van a visitar. Uno de los mayores defectos de los viajeros es que llenan las mochilas hasta arriba forzando el cuerpo más de lo debido con el peso cuando lo realmente importante es conocer lo más a fondo posible la cultura y las gentes de esos países.
En relación a la documentación periodística de viajes ¿en tu nuevo libro qué consejos aportas a tus lectores?
El mejor consejo que aporto es que vayan con la mente abierta, llenos de curiosidad, con ganas de aprender y de escuchar a los demás, con ganas de colaborar y aportar algo también. Que no piensen que es un viaje más. Como describía Kavafis en su Ítaca, “que el camino sea largo, lleno de experiencias…”. Mientras más largo y sorprendente sea el camino, mejor.
¿Se aprende a viajar?
Claro. Cuanto más viajas, más provecho sacas de tus propias experiencias, y más ayudas a tus compañeros de viaje a aprovechar cada segundo de esas vivencias.
Add Comment