Cuando vamos a un restaurante, lo más fácil es encontrar la carta con un código QR que nos permite visualizarla en nuestro teléfono móvil. De hecho, desde el inicio de la pandemia, las cartas tradicionales de papel han ido desapareciendo y han sido sustituidas por sus homónimas digitales para evitar el contacto masivo del papel con la gente. Pero antes de eso, los códigos QR ya estaban bastante extendidos en la sociedad: en tiendas de ropa, en las paradas de autobús, en anuncios en prensa escrita y en muchos ámbitos más. Sin embargo, la educación es un campo en el que esta tecnología empieza ahora a instalarse. La última innovación ha sido la incorporación de los códigos QR a pie de calle con el objetivo de amplificar el nivel cognoscitivo de la sociedad.
Los códigos QR son una evolución de los códigos de barras tradicionales, pero con un uso más extendido y masivo. Las siglas corresponden al nombre en inglés Quick Response (Respuesta Rápida) y se creó por la necesidad de una lectora de alta velocidad. Se trata de un dibujo cuadrado que incluye fragmentos que almacenan datos codificados que redirigen a un sitio web (URL). Este tipo de codificación de datos requiere el uso de la tecnología para su funcionamiento, pues es necesaria una cámara que escanee el código. Estos dibujos cuadrados fueron creados en 1994 por Denso Wave, una compañía japonesa anexada a Toyota. Más tarde, en 2002, el uso de este código se generalizó entre el público, gracias, en parte, a la comercialización de teléfonos móviles con capacidad de leer códigos QR y a la generalización del uso de Internet.
La utilidad práctica del método ayudó a aumentar rápidamente la popularidad del código entre el público en general. Hoy en día, se trata de una herramienta que resulta imprescindible para las empresas y para la gente en su vida cotidiana. Los códigos QR tienen múltiples y variados usos, como para pedir cita en el médico, para conectarte a un chat en línea, en sistemas de emisión de billete de avión y en las etiquetas de los productos para obtener más información al respecto, entre otros ejemplos. De esta forma, mediante los códigos QR, junto con la tecnología, es posible la interacción de la gente con el mundo que le rodea.
Códigos QR en el ámito educativo y cultural
En este sentido, la educación es un campo en el que de forma paulatina se está incorporando esta tecnología. Poco a poco los códigos QR están tomando las calles con el objetivo de favorecer e incrementar el nivel de conocimiento cultural de la población. Acercando el móvil a los códigos, la gente puede acceder a información sobre diferentes aspectos como saber quién está detrás de los nombres de las calles o conocer más acerca de la historia de un monumento. En León, el Ayuntamiento instaló en marzo de 2021 veinte placas con su correspondiente código QR en las calles de la ciudad a través de las cuales los leoneses y turistas pueden acceder a información sobre los reyes de León. Por otro lado, en un pueblo de Valencia, gracias a un proyecto de divulgación toponímica, denominado “Carrer Història”, los habitantes pueden ahora conocer más a fondo la biografía de los personajes locales que dan nombre a las calles, plazas, edificios o avenidas del pueblo.
Zaragoza se sumó a la incorporación de esta tecnología en el ámbito cultural y educativo con Utópica Project en marzo de 2021. Esta iniciativa logró incorporar pequeños vinilos con códigos QR por las aceras del Casco Antiguo de la ciudad que aportaban datos sobre las mujeres en el mundo del arte y luchar así contra su silenciamiento. A lo largo del Paseo Independencia y por las calles del Casco Histórico de la ciudad, en el suelo se encuentran 100 códigos informativos sobre quince mujeres de todo el mundo que han tenido una importancia señalada en la historia o en el arte. De hecho, esta idea implantada recientemente en diferentes ciudades españolas nació unos años atrás, concretamente en 2012, en Monmouth (Reino Unido), donde el Proyecto MonmouthpediA convirtió la ciudad en una enciclopedia abierta con información sobre los edificios, monumentos, tiendas, restaurantes y calles a través de códigos QR que redireccionaban a Wikipedia. Unos meses más tarde, en Gibraltar nació la Gibraltarpedia, una iniciativa basada en la misma idea que el proyecto inglés.
Estas últimas innovaciones en temas de tecnología unidas a la cultura y la educación han tenido buena acogida entre la población por la comodidad y facilidad que ofrecen. Los códigos QR a pie de calle son, en definitiva, una innovación tecnológica que permite la expansión de la información en un sentido educativo, unque su uso aún está por explotar.
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