Tribune

La nueva educación: ¿un mundo sin estudiantes?

La pandemia está cambiando la enseñanza universitaria para siempre. La transformación es de fondo. La mirada más simple empuja el debate binario: ¿son mejores las clases presenciales o las clases online? Una disyuntiva que llega tarde y resuelta.

Cuando se inventó el teléfono, en 1854, ya había gente asegurando que ese aparato no iba a reemplazar la interacción directa (después entendieron que aunque gritaran muy fuerte, en la ciudad vecina no los escuchaba nadie). Pasó lo mismo con el cine: nada iba a reemplazar el contacto directo del teatro. Con los discos: nada iba a reemplazar el contacto directo con la banda en vivo. Con las cámaras de seguridad: nada iba a reemplazar la mira atenta del guardián.

La pandemia está multiplicado la oferta educativa a cifras jamás vista. El CEO de Coursera dice que “la educación ‘online’ es mucho más accesible, y en el futuro se combinará con la formación presencial”, pero la realidad que vemos diariamente es que ahora vivimos bajo bombardeo incesante de cursos en línea. Las mismas universidades han quintuplicado su oferta, lanzando seminarios y diplomados sin ningún tipo de curatoría ni cuidado: como tratando de rescatar unos pocos muebles en mitad del incendio.

Son tiempos donde se ve a centros universitarios tradicionales, imitando al pie de la letra programas de proyectos educativos independientes y pequeños. La desesperación parece total. El problema de fondo es que con tanta oferta, desaparecieron los estudiantes. Ahora viviendo en un mundo donde hay más profesores que alumnos.   

¿Cómo serán las clases -virtuales o presenciales- en un mundo sin alumnos? ¿Qué pasará con las enseñanza universidades en el futuro sin estudiantes? Ese parece ser el desafío más urgente.

En la Universidad Portátil hemos comenzado a desarrollar un área de Inteligencia Artificial. La idea es, desde ahí, buscar alguna solución real a este nuevo escenario donde cada persona natural quiere dictar su propio taller. Para un mundo sin estudiantes, nuestra propuesta será crear alumnos de Inteligencia Artificial. Alumnos ficticios, pero hábiles en preguntar y exigir a los profesores. Solo de esta manera, la lluvia de cursos y talleres y seminarios online tendrá asistencia completa. Y el que enseña será el que más aprende, como debería suceder siempre en un ecosistema educativo sano.