Los teléfonos celulares son parte fundamental de nuestras vidas, prácticamente una extensión de nuestro cuerpo y nuestra mente. Sin embargo, muchos afirman que nuestra salud física está siendo dañada por la exposición a sus radiaciones. Siendo que ya no parece posible concebir un cotidiano sin celulares, ¿deberíamos escuchar estas voces?, ¿qué hay de cierto en ellas?, ¿qué hacer?
Alejandro Toledo es ingeniero en electrónica especializado en radiaciones no ionizantes, y es también abogado. Su doble condición profesional lo llevó a estudiar el impacto de las señales de la telefonía celular (RNI) sobre los seres humanos. Investigar acerca de las situaciones que se nos presentan cotidianamente frente a este tipo de señales, aplicando sus conocimientos de Electrónica y de Derecho.
¿Existe riesgo para nuestra salud física al utilizar celulares?
Debemos entender que el celular no es un juguete. Partiendo de esa base, debemos saber que nuestro celular posee una antena que transmite y recibe información hacia y desde la radiobase, conectándonos a la red nacional de telecomunicaciones. La herramienta que se utiliza para establecer ese vínculo son ondas electromagnéticas de radiofrecuencia, que son radiaciones no ionizantes. Este es un tipo de radiación que no puede generar un cambio de la estructura molecular de la materia, como sí lo pueden hacer otras como los rayos X, rayos gamma o los rayos cósmicos. Sin embargo, en todos los países donde se utilizan los servicios de telefonía celular existen normas que nos indican los niveles máximos de exposición (MEP). Si superamos esa densidad de potencia máxima, comenzamos a correr riesgos de sufrir un efecto dañino en nuestra salud; es decir, un efecto que no pueda ser compensado por nuestro organismo al cesar la exposición a esas ondas.
¿Cómo se establecen esas normas de niveles máximos de exposición?
Estas normas se basan en efectos térmicos que percibimos en nuestro cuerpo por efecto de la radiación. Se denominan efectos de corto plazo. Luego tenemos los efectos de largo plazo, que hace años se estudian para evaluar la correlación entre la radiofrecuencia y la generación de tumores y cuyos resultados al momento no establecen una correlación positiva. Sin embargo, esa densidad de potencia que recibimos en nuestro cuerpo es la que emiten las antenas, tanto radiobase como móvil celular. Nunca olvidemos que convivimos con una antena en nuestro celular.
Y entonces, ¿cómo convivir con esa antena que es nuestro celular?
Hay varias precauciones que deberíamos tomar:
- Cuando nos movilizamos con el celular encendido, deberíamos portarlo dentro de un bolso, mochila o cartera, evitando llevarlo en bolsillos, especialmente cerca de nuestros genitales, órganos muy sensibles a la radiofrecuencia, al igual que los ojos. También deberíamos utilizar la función de manos libres o bien utilizar audífonos. Debemos tener en cuenta que, por suerte, la densidad de potencia disminuye en todos los casos con el cuadrado de la distancia a la antena (o del móvil). Tomando estas precauciones, evitamos una transmisión de nuestro móvil que podría -en ciertas circunstancias- exceder los valores máximos de exposición. Si se pierde alguna comunicación por tenerlo en una mochila, cartera o bolso, les aseguro que no es el fin del mundo. Yo viví 32 años de mi vida sin celular porque no existía.
- Cuando nos vamos a dormir, apagarlo o activar la función “avión”. Así, evitamos una emisión de radiaciones innecesaria de nuestro móvil aunque no se establezcan comunicaciones por el usuario, ya que existen actualizaciones automáticas que consumen datos y energía.
- Cuando se encuentra cargando su batería no deberíamos utilizarlo cerca de nuestra cabeza. Y, si lo debemos cargar de noche, no ubicarlo en nuestra mesita de luz. Existen antecedentes de sobrecargas de la batería y lamentables estallidos del aparato que no tienen nada que ver con las señales de radiofrecuencia, pero que han producido daños importantes en seres humanos.
- Al encenderlo, alejarnos un par de metros durante aproximadamente dos minutos. Por el mecanismo propio que se activa en cada celular cuando se enciende, el aparato debe lanzar una serie de mensajes en todas direcciones a una potencia máxima, intentando lograr establecer vínculos con la mayor cantidad de radio bases que le puedan dar el servicio. Es algo así como “ponerse a gritar para ver quién me escucha mejor”. Una vez que se “pone de acuerdo” con una radio base, en ese momento comienza a bajar su potencia al mínimo nivel posible sin que se pierda la calidad de la comunicación. Diferentes tecnologías utilizan este mismo algoritmo denominado Adaptive Power Control.
- Evitar (si hay otras opciones) establecer comunicaciones en zonas rurales o con bajo nivel de recepción. Esta precaución también se toma por efecto del Adaptive Power Control. Cuanto más lejos se encuentre la radio base, con mayor potencia deberá transmitir nuestro móvil.
- Tratar no utilizarlo en recintos cerrados como subterráneos, subsuelos o ascensores. Cuando nuestro móvil perciba una señal de recepción baja, interpretará que la radiobase se encuentra lejos, por ende aumentará su potencia de transmisión para alcanzar la radiobase lejana. Si estamos en un recinto cerrado (especialmente metálico, como un ascensor), el móvil comenzará a transmitir a un nivel muy alto para llegar con una mejor señal a la radiobase. Para empeorar el escenario, si junto a nosotros hay otros usuarios queriendo establecer comunicaciones, el problema se agravará ya que no solo nuestro móvil estará queriendo transmitir a un nivel alto, sino que también aumentará lo que se denomina “relación señal a ruido”, empeorando nuestra recepción ya debilitada.
- No entregárselo a niños pequeños para jugar. Si tienen que utilizarlo, que no efectúen llamadas con el celular pegado al oído. Las señales de radiofrecuencia penetran más fácilmente en bebés y niños, que en adolescentes y adultos.
¿Cuáles son los mitos más arraigados en la dupla celular/salud?
El mito clásico es que la radiofrecuencia derivada de la telefonía celular produce cáncer. Si yo dijera que la radiofrecuencia no puede producirnos cáncer, estaría en una posición tan radicalizada como quienes sostienen que sí la produce. Mi posición coincide con lo que dicta la OMS, la cual -como producto de los estudios analizados al momento- señala que frente a la exposición de un agente como la radiofrecuencia, la presentación de carcinogenicidad es “posible” en seres humanos e insuficiente en animales. “Posible” es menos que la categoría de “probable”, y esto dista mucho de afirmar que las señales de la telefonía celular generan cáncer con el 100% de certeza. Estudios futuros podrán resolver la incógnita que divide a millones de personas en el mundo. Por el momento, deberíamos tomar las precauciones mínimas expuestas en esta charla.
GRUPO | SERES HUMANOS | ANIMALES |
Grupo 1 | Si | Si |
Grupo 2A | Probable | Suficientes |
Grupo 2B | Posible | Insuficientes |
Grupo 3 | No clasificable | No clasificable |
Grupo 4 | No | No |
No son cancerígenos, sí lo son…, ¿cómo saber a quiénes creerle?
Aquí no podemos hablar de fe o creencias. Aquí tenemos que apoyarnos en la ciencia. Como dije antes, el celular no es un juguete inocente. Emite señales de radiofrecuencia. Por ello, mientras operadores, fabricantes y entes reguladores del servicio no informan adecuadamente sobre las precauciones a tenerse en cuenta a la hora de usarlo, un sinnúmero de ONGs aprovechan ese vacío e invierten mucho tiempo denostando el desarrollo de tecnologías inalámbricas a lo largo del tiempo. Para mí negar hoy los beneficios del uso de la telefonía celular sería equivalente a querer prescindir de los rayos X porque son nocivos.
Hace años que institutos internacionales investigan los efectos de las radiaciones no ionizantes y no se ha podido comprobar que causen efectivamente un daño biológico en seres humanos. A su vez, tampoco han podido afirmar que no lo cause. En pos de esta indeterminación, entiendo que lo mejor que podemos hacer como usuarios, es utilizarlo de manera responsable.
Contacto: toledo.abogacia@gmail.com. y https://www.linkedin.com/in/ingetol/
Quienes estén interesados en ahondar sobre la Protección contra la Radiación No Ionizante pueden entrar acá y acá.
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