La desinformación en asuntos relacionados con la salud y la ciencia se extiende a una velocidad vertiginosa. La proliferación de noticias falsas sobre dicho ámbito pone en grave riesgo la salud pública y dificulta a la ciudadanía la localización de fuentes fiables y contrastadas. El Covid-19 es el vivo ejemplo de esta amenaza, ya que el contagio de fake news alrededor de la crisis sanitaria ha crecido a medida que el virus se ha ido extendiendo por todo el mundo.
La receta para poner remedio al virus informativo pasa por dos aspectos: la alfabetización mediática y la verificación periodística. A continuación, desglosamos distintos fact-checkers dedicados exclusivamente al sector sanitario y científico, iniciativas centradas en combatir los bulos acerca el coronavirus y propuestas que motivan la alfabetización en salud.
1. Salud sin bulos
Salud sin bulos es una iniciativa española que combate las noticias falsas sobre la salud que circulan por Internet y redes sociales, con el objetivo de promover contenidos fiables y veraces. Un equipo formado por profesionales sanitarios de distintos ámbitos se encarga de detectar informaciones falsas y elaborar artículos que las desmientan. Es la conocida como red de “cazabulos” y cualquier ciudadano puede enviar información que desee comprobar a través de un formulario.
Los contenidos elaborados por los expertos se clasifican en función del ámbito sanitario o de la enfermedad que abarcan, con el fin de ofrecer datos concretos a los usuarios. Por ejemplo, cuentan con una sección dedicada al coronavirus, el cáncer o la diabetes. Las pseudociencias o el debate entorno a las vacunas también son temas abordados por el proyecto.
La organización desgrana en su página web las razones que explican la propagación de bulos de salud. En primer lugar, la intención de perjudicar a un tercero para desprestigiarlo; en segundo lugar, la voluntad de crear alarma social y, por último, la difusión de mensajes con intereses ocultos, por ejemplo, el spam de productos.
2. Maldita Ciencia
La organización de fact-checking Maldita.es es otra de las iniciativas surgidas en España para erradicar las noticias falsas. En 2018 creó el departamento específico “Maldita Ciencia”, con el objetivo de desmentir bulos relacionados con la ciencia y explicar los avances en este campo.

Contempla un gran abanico de temas, que van desde la salud o la alimentación, hasta la física o la astronomía. La organización especifica que su investigación se basa en la evidencia científica y que uno de los objetivos es ofrecer argumentos que demuestren que la homeopatía o las terapias alternativas, entre otros, no tienen una base científica. Es decir, se ciñe a argumentos científicamente probados.
En el contexto de alerta sanitaria actual, Maldita también ha creado una sección especial dedicada a la información referente al coronavirus. Los ciudadanos pueden consultar consejos de prevención, preguntas y respuestas y bulos sobre el Covid-19. También pueden enviar sus dudas a través de un formulario. En ese sentido, Maldita facilita un manual contra bulos que ofrece pautas sobre cómo actuar en caso de recibir una información dudosa.
3. Salud con lupa
Salud con lupa es una plataforma digital dedicada a la salud pública en América Latina. Es un proyecto abierto, formado a partir de alianzas entre periodistas, medios de comunicación y profesionales de distintas disciplinas.
La iniciativa pone la mirada en temas que conciernen a los ciudadanos desde una perspectiva de salud pública, como el precio de las medicinas o la desigualdad en el acceso a la sanidad. El objetivo primordial es promover una mejora de las condiciones sanitarias de los países latinoamericanos y proteger dicho derecho universal. “El acceso a información verídica y oportuna puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte”, exponen en su página web.
La segunda línea de trabajo se centra en la erradicación de noticias falsas sobre la salud. A partir de investigaciones periodísticas, la organización desmiente fake news, denuncia fallas del estado y abusos de poder por parte de agentes privados. El espacio de fact-checking lleva por nombre “Comprueba”. Del mismo modo que las iniciativas anteriores, Salud con lupa también cuenta con una sección específica para el coronavirus.
4. Sense about Science
La alfabetización mediática es una asignatura pendiente en muchos países, especialmente alrededor de la salud. Sense about Science es una organización británica que promueve la comprensión científica. A menudo, los hallazgos científicos pueden resultar indescifrables para los ciudadanos y, por esa razón, una de las iniciativas del proyecto es ayudar a los científicos a divulgar sus investigaciones de manera simple y precisa.
Otra línea de acción destacada es Voice of Young Science (VoYS), un programa que motiva a los jóvenes investigadores a desempeñar un papel activo en los debates públicos. El propósito es transmitir el rostro más dinámico de la ciencia y acercarla a los ciudadanos y medios de comunicación, con el fin de cambiar la concepción que tienen acerca de este campo.
La organización también entrega cada año el Premio John Maddox, que reconoce el trabajo de los profesionales que promueven la ciencia en el debate público. El premio pone de relieve la dificultad que supone compartir los resultados de las investigaciones y alienta a los científicos a hacerlo.
5. The Knight Science Journalism Program
La formación de periodistas en el ámbito de la salud también es un aspecto crucial para facilitar la comprensión y divulgación de la evidencia científica. El programa The Knight Science Journalism, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, trata de nutrir y explotar la capacidad de periodistas científicos de todo el mundo.
Consiste en una beca de nueve meses que cada año reúne aproximadamente a diez periodistas de élite para que fomenten su capacidad de ilustrar la intersección entre la ciencia, la tecnología y la cultura humana. A partir de seminarios impartidos por aclamados científicos e investigadores, los profesionales tienen la posibilidad de potenciar sus habilidades en una especialidad determinada e incluso llevar a cabo investigaciones propias.
Desde su puesta en marcha en 1983, el programa ha acogido a más de 300 profesionales que siguen cubriendo la ciencia en medios estadounidenses como The New York Times o The Wall Street Journal.
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